Por: Dr Ramón Monteiro
Hay que mejorar la calidad institucional dijo la candidata a Presidente Cristina Fernández de Kirchner en un Seminario propiciado por la fundación IDEA. Y lo dijo algunos días después de ocurrido el primer cimbronazo institucional generado en la provincia de Córdoba debido a la imposibilidad de proclamar el nuevo gobernador provincial.
Pero la candidata no declaró la necesidad de mejoramiento por lo ocurrido en la provincia mediterránea, al contrario, junto con el gobierno nacional, se tomó varios días para hacer declaraciones públicas sobre las elecciones cordobesas y sus posiciones son más ambivalentes que definitorias como se prevería en un país que necesita fortalecer su vida democrática.
Es que el conflicto cordobés podría tener repercusiones en varias direcciones atentatorias:
-una de ellas es, justamente, la lealtad del actual gobernador de
-otra, es la dirección propia que puede tener hacia futuro el gobernador cordobés en un posible armado nacional del PJ, hoy dormido por la mano impuesta por los Kirchner y sus colaboradores. En ese sentido, la desconfianza mutua se vio agravada cuando el gobernador dijo que le hubiese gustado una fórmula presidencial “más peronista”, lo que lo puso al borde de la ruptura con el matrimonio presidencial.
-la tercera dirección del conflicto: la presencia del extrovertido Intendente Luís Juez. Su verborragia impuso la sospecha de “fraude” en las elecciones del domingo pasado.
El Candidato a gobernador nunca tuvo una relación totalmente fluida con los habitantes de la casa Rosada y, menos, con de
-La cuarta dirección del conflicto es la legitimidad que pueda adquirir el próximo gobernador. Sospechado hasta el extremo por la opinión pública, el ganador de las elecciones deberá sobreponerse con eventos y hechos que puedan “borrar” rápidamente del imaginario social la manera en que llega al poder. En ese sentido, el poder provincial deberá tener presente los reclamos de la ciudadanía, por ejemplo, en que desaparezcan las listas sábanas y el cuasi sistema de lemas, cuestionado hasta el hartazgo por una buena porción del electorado.
- la quinta dirección es la presencia del “pueblo”, “gente”, “votantes” o como mejor quiera definírselo. Con un porcentaje que ronda casi el 80% del padrón electoral, los cordobeses fueron el domingo a elegir a sus candidatos. Manifestación cívica que hay que revalorizarla como un específico fortalecimiento de las instituciones, no por el mero hecho de participar en el acto comicial, sino por apuntalar el sistema a pesar del permanente descrédito social que pesa sobre el sector político. Hecho que no es un apoyo incondicional a cada uno de los candidatos en puja, sino una reivindicación propia de quienes con sus esfuerzos y “olvidando” momentáneamente sus reclamos, necesidades se hicieron presente para profundizar el modelo electivo.
-la sexta dirección del conflicto es la “calma social”. Acontecimiento por demás significativo. Ambos candidatos (Juez y Schiaretti) desde el mismo domingo utilizan un lenguaje verbal y no verbal en el límite de la tolerancia. Ambos llevan al extremo sus palabras y en consecuencia enardecen a sus seguidores que se han dividido casi sin posibilidades de regreso. De hecho, la propia Iglesia se ve comprometida a inmiscuirse en el tema y solicitar que no se propicien modo de acción que ponga en peligro la paz de la provincia. Algo similar fueron las palabras en su momento de la justicia cordobesa.
Estas direcciones son necesarias a tener presente para poder dilucidar cómo se resolverá el conflicto creado en la provincia. Los principales actores políticos en juego deberán sortear las pujas personales, políticas, partidarias con el fin de preservar y profundizar el modelo electivo de representantes. Las personas “comunes” están lejos de los mecanismos de decisión, pero pueden ser capaces de reorientar sus posiciones cuando los que deben gobernar se asemejan más a un Gran Hermano que a políticos con responsabilidades significativas que resuelvan los problemas de la ciudadanía.
La calidad institucional se fortalece con diálogo, palabras, pero fundamentalmente, con acciones. Palabras son acciones y eso es lo que falta en los dirigentes de nuestra provincia para resolver el conflicto eleccionario. Detrás de las elecciones está el Pueblo, no hay que olvidar.